martes, 25 de abril de 2017

Camino silencioso, pensativo, las oscuras paredes de la Universidad a mi lado sonrién frías ante mi pesadumbre.
Se forma el miedo a la soledad en el bombeo de mis venas, el odio escapa entre mis poros humedos y mis ojos cansados; empieza todo...

Como un ritmo del norte los tambores resuenan en las ventanas, el piso se mueve como el suave oleaje de Natri. Me detengo un momento para admirar el despertar del planeta, el cómo sus suspiros se transforman en gritos y cantos antiguos. Caen los trozos sobre la vereda, el polvo se eleva y las luces pacientes se revientan de furia.

Todo esta a oscuras, no se porque la primera impresión que tuve fue de que había provocado todo esto, a que nivel puede llevar la furia del ser humano

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